Las semanas previas a esta carrera atesoraban un buen puñado de entrenamientos de más de 40 km/2000m de desnivel, así como unas exitosas carreras en la liga regional de carreras por montaña. Semana previa a la carrera de Chiva en la que descansé mucho y comí bien. Esta carrera me la había planteado sin ninguna pretensión. Sólo terminarla y asegurar los dos puntos necesarios para poder optar al sorteo de plaza de la TDS, objetivo prioritario de la temporada 2014. Nada podía fallar...
Me adelanté con Juanjo el viernes por la noche a recoger el dorsal para el día siguiente. Juanjo había participado ya dos veces en esta carrera (¿o eran tres?) obteniendo siempre la "medalla de chocolate" (léase cuarto puesto). Volvimos al hotel, donde compartíamos habitación, y tras cenar nos fuimos a la cama. Pasé una noche horrible, en la que dormí a lo sumo 3 horas. Me sentía muy empachado. Me había atiborrado demasiado los dos últimos días haciendo la carga de hidratos para la carrera. Para más inri la máquina del aire acondicionado hacia un ruido infernal y la tenía encima de la cabeza. Nos despertamos a las 5, desayuno, café doble y nos fuimos tranquilamente a la zona de salida, donde a las 7 de la mañana empezaría el evento.
No voy a entrar demasiado en detalles en lo que fueron las siguientes horas en carrera. Salida puntual en la que la gente corre que se las pela. Intento salir tranquilo y me sitúo más o menos entre los 40 primeros. Vamos con frontal y en el siguiente avituallamiento, ya de día, lo podemos dejar para que nos lo entreguen una vez lleguemos a meta. Alguien me dice que voy el 35. Estoy en el kilómetro 10, en una buena posición y con las fuerzas intactas.
En líneas generales he de decir que el recorrido de la carrera no me resultó nada atractivo. La carrera está dividida en 7 subidas con sus correspondientes bajadas. Ninguna excede los 450-500 metros de desnivel. Es una carrera muy corredora aunque sí que tiene algunas subidas y bajadas bastante contundentes. El paisaje carece de árboles. Estamos siempre rodeados de montañas más bien pequeñas, de roca caliza, y la vegetación predominante es el matorral.
Los siguientes kilómetros de carrera consigo ir mejorando mi posición poco a poco hasta alcanzar el puesto 25 en el kilómetro 25 más o menos. A partir de este punto noto que no voy suelto. De hecho no he ido suelto en ningún momento, pero he confiado en que mis sensaciones irían mejorando conforme avanzara la carrera, cosa que no ocurre. Voy perdiendo puestos y ganando algunos, pero la tendencia es siempre a la baja. De manera fugaz la posibilidad de la retirada empieza a rondar mi cabeza...
Como ya me habían comentado la organización de la carrera fue estupenda. Puestos de control muy bien surtidos y voluntarios que estaban dispuestos a todo con tal de facilitarte las cosas. El recorrido estaba salpicado de personas del pueblo de Chiva que suben a la sierra y se desviven jaleando y animando. Y de paso se montan sus fiestas y sus almuerzos. A veces los confundo con avituallamientos.
Llevo 30 km y aún me quedan otros tantos. No entiendo el motivo, pero las piernas me pesan un montón. Me cuesta hasta correr en llano. En tramos de pista cuesta abajo apenas consigo ir más rápido de 4'45"-4'50"/km. Corono un duro pico en el kilómetro 35 y la idea del abandono se hace más fuerte y no deja de seducirme. Intentó convencerme de seguir pensando que si no termino esta carrera el verano que viene no podré ir a los Alpes a la TDS, pero me da igual. ¿Qué cojones hago aquí arrastrándome? Yo disfruto corriendo rápido y apenas puedo andar. Me prometo que acabe como acabe voy a mandar la ultra distancia al carajo.
Es curioso pero la semana previa a la carrera Elena me comentó que me notaba raro, sin ganas ni siquiera de hablar de la prueba. Me dio que pensar ya que, ciertamente, la semana previa a una carrera estoy muy ilusionado dándole vueltas a cómo plantearla, a la logística de la comida y la bebida, etc. Pero esa semana previa fue distinto. Es difícil estar seguro, pero creo que lo que me pasó en Chiva se debió a que no había recuperado bien, tanto física como mentalmente, de la carrera en la Cartagena Trail, que además de muy intensa, se corrió en unas condiciones climáticas bastante adversas. Aun así es raro, ya que durante muchas semanas de entrenamiento previas había podido constatar que mis recuperaciones de largas semanas con mucha carga de entrenamiento habían sido inmejorables.
Llevo casi 40 km de carrera y voy por un tramo de transición llano por una carretera. Apenas puedo correr. Alterno correr con andar. Aguanto así unos minutos. En el kilómetro 42 llego a un avituallamiento. Iré en posición 35 más o menos. Tras 4h40' de no conseguir conectar con la carrera y sentir como me voy apagando la tentación de la retirada me vence. Me quedan por delante 20 kilómetros y 1000 m de desnivel. Continuar va a resultar una agonía física y mental tremenda, de la que tardaría en recuperarme varias semanas. Intento fotografiar mentalmente cómo me encuentro, ya que estoy seguro que los días posteriores, cuando lo sufrido sea un lejano recuerdo, me lamentaré de haber tirado la toalla y no haber seguido hacia delante con un par.
Comunico a la organización en el avituallamiento mi retirada. Me siento liberado. Mientras se organizan para poder trasladarnos a mi y a otro corredor retirado hasta el pueblo, lo doy todo aprovechando el "buffet libre" que me ofrece el avituallamiento. Me como del orden de 10 porciones de tarta de manzana. Joder, me están dando arcadas. Me subo al coche dando buena cuenta de unos sandwiches. Dos chavales muy majos y simpáticos nos dejan en Chiva justo cuando el primero de la carrera está llegando.
Al menos los resultados del resto de integrantes de nuestra expedición no estuvo nada mal. Juanjo Larrotcha, con problemas de ampollas en los pies, hace un nuevo cuarto puesto que le sabe a poco. En la clasificación de veteranos hace segundo puesto. Bárbara, en el que creo que fue su debut en una carrera de esta distancia, obtiene un primer puesto en la clasificación veterana femenina, siendo tercera en la general femenina. Carlos Marín fue de menos a más (creo que me adelantó en el km 25) y acabó en puesto 16. Alberto salió a degüello en el inicio de la prueba. Tuvo un bajón importante, andó mucho y aún así entró en la posición 26. Su amigo Ramón, que debutaba en una carrera de montaña, entró junto a Alberto.
Me ha costado dos semanas hacer ganas y sentarme a escribir esta crónica, pero hay que estar a las duras y a las maduras y está claro que todos los relatos de mis carreras no van a ser de buenas actuaciones. Quiero pensar que lo que me ocurrió en Chiva me va a hacer mejor corredor desde el punto de vista mental, ya que me enfrenté a una situación que estoy seguro que voy a tener que afrontar multitud de veces en el futuro. La carrera de Chiva me derrotó, me vino muy grande. No hay excusas. Cuando estaba apagándome en carrera me hice la promesa de olvidarme de carreras tan largas y centrarme en las más cortas, de hasta 42 km, ya que se me están dando bastante bien y son bastante llevaderas en cuanto a entrenamientos. Ahora me muevo en la duda de hacia donde tirar.
Ahora toca descansar y empezar con la pretemporada. A mediados de enero iré junto a Bárbara y Alberto al Ternua Snow Running de Sierra Nevada (carrera nocturna por la nieve de unos 11 km y 800m de desnivel que llega a la cota de 2.800 m). En febrero haré alguna prueba corta y según las sensaciones que tenga veré hacia donde tiro. Durante este invierno-primavera tengo ganas de diversificar y hacer mis pinitos con el esquí de montaña, intentar volver a escalar de vez en cuando, retomar las rutas de montaña andando con Elena, así como de hacer algo de nieve en plan poco técnico. Creo que serán actividades cruzadas que me beneficiarán como corredor. Demasiado quiero hacer yo...